CABA: UNA CIUDAD QUE SE RENUEVA PERMANENTEMENTE

La ciudad de Buenos Aires cambia. No siempre se nota a simple vista, pero basta con mirar un poco más allá del caos cotidiano para ver una transformación silenciosa que avanza. Mientras el país atraviesa turbulencias económicas, sociales y políticas, la Ciudad se mueve con un rumbo claro: modernización, cercanía y eficiencia.

En las últimas semanas, se anunciaron medidas que no sólo alivian el bolsillo, sino que también marcan un nuevo paradigma en la relación entre el Estado y los ciudadanos. La eliminación del costo de 71 trámites, entre ellos rúbricas, habilitaciones, permisos y registros civiles, es mucho más que una decisión administrativa: es un gesto político que reconoce que la burocracia no puede ser un obstáculo al progreso.

Pero las mejoras no terminan ahí. La Ciudad acaba de inaugurar una sede del centro educativo TUMO. Inspirado en el exitoso modelo armenio, TUMO ofrece formación gratuita en tecnología, diseño y creatividad para jóvenes de entre 12 y 18 años. No es sólo una escuela: es una apuesta a futuro, una inversión en capital humano para una generación que necesita herramientas concretas para el mundo que viene.

La salud pública también muestra señales de inversión tangible. En el Hospital Durand se inauguró un nuevo sector de diálisis completamente equipado, ampliando la capacidad de atención y mejorando la calidad del servicio para cientos de pacientes. En un país donde la salud muchas veces queda a merced del ajuste, reforzar el sistema público es una forma de cuidar lo esencial.

En seguridad, CABA es la ciudad con mayor cobertura de videovigilancia de Latinoamérica: pasó del 75% al 82%. Incorporó nuevos chalecos antibalas para la Policía porteña, con materiales más livianos y mayor protección. Y en paralelo, se intensificaron los operativos contra los motochorros. No alcanza con estadísticas: la seguridad se mide en la calle, en cómo viven y duermen los vecinos. Y ahí, cada operativo, cada prevención, cada presencia del Estado cuenta.

Si algo distingue a esta ciudad es su capacidad de adaptarse, de reinventarse sin perder su esencia. En una Argentina fracturada, cada pequeño avance cuenta. Y cuando lo público funciona, cuando el Estado deja de ser un problema y empieza a ser parte de la solución, vale la pena destacarlo. Que las campañas sucias no te engañen.

Porque una ciudad que se renueva no es sólo una ciudad que mejora. Es una ciudad que escucha. Y en tiempos de tanta sordera política, eso ya es una buena noticia.

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