Europa atraviesa una crisis existencial que sus élites se niegan a reconocer. La cuna de la civilización occidental, que alguna vez marcó el pulso del mundo en filosofía, ciencia, arte y política, parece hoy dispuesta a claudicar ante un islam radical que avanza sin freno. Y lo más inquietante no es el poder de quienes quieren imponer la sharía en pleno siglo XXI, sino la pasividad cobarde de quienes deberían defender la democracia, la libertad y los valores que hicieron de Europa un faro.
El terrorismo islámico ha golpeado una y otra vez en suelo europeo. Cada atentado deja muertos, heridos y cicatrices, pero la reacción de los gobiernos es siempre la misma: minutos de silencio, velas encendidas, discursos de “unidad” y la promesa hueca de que “no podrán con nosotros”. Y mientras tanto, sí pueden. Sí avanzan. Sí logran que la vida cotidiana se contamine de miedo, que el antisemitismo crezca como peste y que criticar al islam sea considerado un tabú castigado con censura o incluso con sangre.
La izquierda europea, atrapada en su propio progresismo suicida, prefiere acusar de “islamofobia” a quienes advierten el problema antes que enfrentar la amenaza real. Confunden la legítima defensa de la libertad con odio racial. Y al hacerlo, dejan el terreno libre para que grupos islámicos se infiltren en barrios, mezquitas, universidades y hasta en partidos políticos, erosionando lentamente los cimientos de la democracia.
El islam radical no necesita ejércitos para conquistar Europa: le basta con la demografía, con el miedo y con la complicidad de las élites progresistas. Y mientras tanto, la respuesta oficial sigue siendo la negación: mirar para otro lado, anestesiar a la opinión pública, tildar de extremista a todo aquel que se atreva a decir lo evidente.
La pregunta ya no es si Europa puede resistir, sino si está dispuesta a resistir. ¿Aceptará perder su identidad y convertirse en un continente arrodillado ante el islam radical, o tendrá el coraje de defender los valores que alguna vez hicieron grande a Occidente?
Porque la entrega no será inmediata ni espectacular. Será lenta, silenciosa, disfrazada de tolerancia y multiculturalismo. Y cuando Europa despierte, si es que despierta, quizás ya sea demasiado tarde.

Europa ya está totalmente invadida, Qatar se ha comprado todo y más! Los europeos ya no tienen hijos, cultura woke + cambio climático-= 0 hijos.
Inmigración musulmana promedio de 7 hijos por pareja? Hagamos la cuenta, en cuantos años duplicarán la población musulmana? Que les queda? Deportar a millones? Guerra civil? Para ese entonces Sanches y Macron estarán de luna de miel en seichelles