Cada vez que algún gobierno se apura en anunciar que reconocerá un Estado palestino, no está enviando un mensaje de paz ni de convivencia. Está premiando al terrorismo. Porque detrás de esa bandera no hay un proyecto democrático, ni una propuesta de desarrollo para su pueblo. Lo que hay es el aval implícito a la masacre del 7 de octubre, la peor matanza de judíos desde el Holocausto.
La pregunta es sencilla: ¿qué Palestina se reconoce? ¿La de Hamás, que gobierna Gaza a fuerza de sangre y torturas? ¿La de la Autoridad Palestina, corroída por la corrupción y la glorificación de los “mártires”? ¿O acaso la Palestina imaginaria que algunos diplomáticos de escritorio prefieren inventar en sus comunicados para sentirse del lado “correcto” de la historia?
Reconocer un Estado palestino hoy significa legitimar a quienes oprimen a los propios gazatíes, los usan como escudos humanos y los condenan a vivir bajo la tiranía del islamismo radical. Significa decirle al terrorismo: “Tu método funciona, tus masacres tienen premio, tu estrategia da resultados”. Y mientras algunos celebran declaraciones, aún hay 48 personas secuestradas en Gaza, víctimas directas del terrorismo palestino.
Nadie en su sano juicio pediría reconocer un Estado del ISIS después de haber visto sus decapitaciones. Nadie propondría reconocer a Al Qaeda tras el 11 de septiembre. Sin embargo, cuando se trata de Hamás, la indulgencia se multiplica. Como si el terrorismo palestino fuese más aceptable, más digerible, más justificable. Esa doble vara es el combustible del antisemitismo contemporáneo.
El verdadero camino hacia la paz no se construye premiando a los asesinos, sino exigiendo liderazgo responsable, instituciones democráticas y una renuncia real a la violencia.
Reconocer un Estado palestino en este contexto no es un gesto de paz, es una capitulación frente al terror. Es decirle al mundo que la masacre, el secuestro y la violación pueden transformarse en un pasaporte diplomático. No hay justicia ni moral en convalidar a quienes asesinan judíos y esclavizan a los propios palestinos. Reconocerlos hoy no es tender un puente hacia la convivencia: es dinamitarlo desde sus cimientos.
Sabias palabras, Dani. Me pregunto…. por que lo hacen? Será que los actos terroristas contra los judíos están justificados? Será que reciben dinero de Qatar para reconocer el estado Palestino en este momento? O será que no quieren hacer enojar a su propia población musulmana ?